Hombre adelantado a su tiempo, misterioso y difícil de entender. Me acabo de leer a Mateo, 16, y la verdad es que, si no fuera por mi culturilla anterior, no entendería nada. ¿Por qué a veces nos lo pones tan difícil?
Eres mi intermediario con Dios, nuestro Padre. Eres mi hermano mayor, lleno de bondad. Eres el ejemplo de Amor que tanto me cuesta seguir. Te adoro, Jesús, y a la vez me haces sentir pequeña, por mis miedos y mis cobardías, aunque claro, yo tengo la escusa de no ser “tan” hija de Dios como Tú. Te admiro por tu tenacidad, por permanecer fiel a Dios cuando no entendías nada, solamente por tu Fe. Porque, aunque no soy ninguna experta, creo que nunca llegaste a hablar con El como yo he podido hablar con el mío (y digo esto con todo el respeto hacia ambos, sobre todo hacia Dios, en el que mi padre también cree) y, sin embargo, fuiste capaz de quererle, seguirle y perdonarle. Perdonarle por marcar tu vida, por hacer que le dedicaras todo tu tiempo y tu actividad, y por hacerte sufrir como hombre y morir por tus hermanos.
Eres hombre y eres Dios. Yo no sé qué hiciste como hombre y qué hiciste como Dios, y eso, a veces, me da una escusa para no seguirte y hasta olvidarme de ti. Pero en seguida me doy cuenta de que aunque yo solo sea una persona no puedo tener tanta cara, no puedo pedirte ayuda en los momentos bajos y no seguirte en los buenos. Porque tú me escucharías e intercederías por mí, pero yo, ¿en qué me convertiría?.
Jesús, no estás nada de moda. No sé por qué, pero nunca lo has estado. Anuncias un reino de Amor para después, para todos los que creen en ti y en Dios, pero la gente no sabe esperar. Y además te echan la culpa de que el Amor no esté desde ya en este mundo. Y yo, que se supone que estoy de tu lado, no sé qué decir. Enséñame, ¿vale?. O dame la valentía para ser cristiana, pero de las de verdad, de las que siguen tu ejemplo y se entregan a los demás, de las que no sienten ni miedo ni vergüenza, de las que defienden a su padre frente a su madre sin hacer que ella sufra, de las que viven sus problemas sabiendo que no son más que un grano de arena en la playa.