Como cada cierto tiempo en mi vida, se produce un negro vacío, una duda, un abismo que me hace sentir perdida y sin dirección; sin saber nada y dudando de todo. Tras ese profundo abismo nace una etapa de búsqueda, de pedir la luz, de una señal…
A veces, para encontrarse hay que estar perdido y saber iniciar esa apertura del corazón que es necesaria para encontrar y encontrarse.
ENCUENTROS….es una maravillosa palabra que hace que te salte el corazón en el pecho, como cuando encuentras algo que estabas buscando.
ENCONTRARSE y tener encuentros con otros, significa estar abierto a ver las señales, sentirte desnudo y vulnerable, y aún así, dejarte ver.
ENCONTRARSE CON EL OTRO es la felicidad de saber que este camino, también hay otras personas que lo recorren y tal vez lo hacen en soledad.
ENCUENTROS… es saber, desde muy dentro, la inmensa fuerza que te da, que otro ser humano camine a tu lado y quiera formar parte o hacer parte del camino contigo.
Cuando me encuentro con el alma del anciano que espera la muerte, con sus miedos, con sus dudas, con su historia…. Me vacío de mi para ser su escucha, y mágicamente, sin quererlo, entonces me encuentro….
Cuando me encuentro con los sueños de mis chicos y chicas de Educación especial, que anhela ser como todos, queridos con todo y por todo; con sus sueños simples y mágicos…
Entonces, mi alma salta de alegría, porque he encontrado sentido, en un segundo, a la rutina de mis días.
Cuando me encuentro con la sonrisa de los hombres y mujeres de “San Miguel”, con sus curiosidad y con sus lágrimas incontroladas, con su frustración y su lucha… Entonces me vuelvo a vaciar para encontrarles, y que mi presencia les aporte ese pequeño motivo para esperar a mañana….Porque tal vez mañana, se encuentren con alguien.
Y cuando me encuentro con otros seres humanos, que como yo, o como ellos mismos buscan con quien compartir, oración, emoción, alegría y fe… Entonces, respiro profundo y me lanzo a
un encuentro, en el que me vacío de mi, para escuchar el alma del otro.
Tal vez no podía encontrar porque estaba demasiado llena de orgullo o de vanidad, para dejar mi alma vacía de mi y poder así experimentar el gozo de un ENCUENTRO.
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